El cambio del año en el calendario nos provoca hacer cambios en nuestra vida.
Cuando estamos lejos de casa, y volvemos a nuestro país, tomamos distancia del ciclo que estamos a punto de cerrar, miramos con cierta perspectiva nuestra experiencia del año vivido, contamos a nuestros seres queridos lo mejor y también lo peor de vivir en otra ciudad. Y al contarlo en voz alta siendo escuchados por los que más nos quieren nos damos cuenta de lo que estamos construyendo afuera, del sacrificio emocional que impide estar lejos, reforzando en nosotros mismos los por qué de nuestra decisión al emigrar y los para qué nos hemos ido; pero quizá en algunos casos, y es igualmente válido, esa misma perspectiva en el reencuentro familiar, nos hace cuestionar si ha merecido la pena todo esta aventura. Lo verdaderamente positivo de todo ello, es que nos planteamos las cosas de nuevo; que tenemos una nueva página en blanco a estrenar y estamos abiertos con ilusión al cambio.
Cambios a mejorar aquello que nos falta y también a eliminar aquello que nos sobra. Lo maravilloso de este reciclaje personal es que nos lleva a tomar decisiones y muchas veces en el resto del año lo que nos falta es ese empuje vital que puede cambiar las cosas porque tomar decisiones es el primer paso para un verdadero cambio.
Entre los turrones y las uvas, en el calor del hogar conocido, reflexionamos haciendo balance del año que hemos tenido, de lo bueno vivido en el país de acogida y de lo no tan bueno, de lo que queremos mantener desde el momento en que nos fuimos o lo que necesitamos soltar, cambiar, transformar…
Dibujamos en la mente con toda la ilusión nuevos retos y propósitos para que sea un año fantástico; algunos de ellos son recurrentes todos los años y también soñamos en grande con nuevos.
Pero la cuestión es, ¿qué hacer para que todo lo que soñamos no se quede una vez más en un sueño?
- Haz un balance del año que has vivido y que estás a punto de cerrar, anota en una hoja todo lo que puedes agradecer de él para atesorarlo en tu aprendizaje del pasado. Valora la experiencia positiva de todo lo nuevo que has incorporado desde que llegaste al país donde vives ahora, de todo lo que has ganado y todo lo que has crecido.
- Anota también todo aquello que deseas cambiar en tu vida a partir de ahora; este listado son tus metas del próximo año, tus ilusiones y sueños. Es tu página en blanco de deseos para ser quien quieres ser, más allá de donde vivas, porque el lugar donde ahora estás, puede condicionarte en algunos aspectos, pero no puede determinar tus sueños, ya que solo dependen de ti.
- Ordénalas por prioridad y empieza por la meta que sea más importante para ti en este momento. La que más desees o la que más necesites que se haga realidad.
- Visualízate todas las mañanas, como si ya la hubieras logrado, para que tu cerebro se proyecte en esa nueva meta ya conseguida. Con esta visualización diaria tu subconsciente va creando tu nueva realidad con el sueño cumplido realizado.
- Elabora un plan en pequeños pasos que marquen el camino hasta llegar a la meta final. Detalla un calendario la fecha de inicio, fechas intermedias de cada paso y fecha final del reto alcanzado. Cada día con tu visualización pregúntate, ¿qué pequeño paso puedo dar hoy que me acerque un poco más a lograr mi meta?
- Valora cada paso de tu plan felicitándote por el avance obtenido.
- Trabaja una mentalidad inquebrantable. No desfallezcas en tu plan, aunque tengas ganas.
- Si lo necesitas, solicita el acompañamiento de un Coach que conozca tu experiencia viviendo en otro país y que te ayude con un plan efectivo.
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